Miercoles 30 de agosto – 8:00 pm
Quito – Ecuador
[…]
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Son las 6:00 de
la mañana, no consigo dormir, me he levantado con una presión en mi corazón, me
acerque con delicadeza a la ventana, y me senté a contemplar como pequeños
niños pisaban las hojas de aquel viejo árbol de la esquina, aún continuaba con
miedo, aún tenía dentro de mí la niña de 5 años, la adolecente de 12, parece
absurdo como lo supero, mientras veo por mi sucia ventana, la recuerdo, apenas
alcance a soltar un poco el suero de mi brazo, me acaricié la nariz, y miré
fijamente a una pequeña chica que caía derrumbada en la esquina, mientras la miraba, me recordaba, apenas
tenía 12 años cuando mi vida apenas empezaba, recién era una niña, aún no
entiendo porque decidí hacer de mi vida algo que crece aceleradamente, mis
padres continuaban con sus peleas, criticas yo creía necesitar un camino para refugiarme de aquella
circunstancia, fue ahí donde mi anorexia y
bulimia crecía, era tan flaca que los huesos de mis manos se notaban y
parecía que con el mínimo detalle se quebraría, o los huesos sobresalidos de
mis hombros que no podían alzar nada porque al rato me dolían, o los huesos de
mis costillas, mis piernas, era un monstruo que se perdía en el reflejo vacío
de su espejo, aquella niña que se convertía en mujer a la fuerza, la que se
perdía en llanto al ver imágenes de “Victoria Beckham’’ “Anahi’’ ellas fueron una especie de “Modelo” para mí. Ellas
tenían problemas de anorexia, y al principio todo el mundo dijo “que bien se
ve, bla bla”. Es que su pérdida de peso vino acompañada de un cambio de estilo
súper extremo que en mi opinión fue lo que en verdad hizo que se viera bien.
Pero nuestros amigos los medios de comunicación exaltaban su pérdida de peso como lo
mejor que pudo haber hecho en su vida. El caso fue que ante tanta presión de
los queridos medios, además del ideal de perfección que yo misma me había
impuesto, comencé a dejar de comer. Así de simple. Había perdido bastante peso
en pocos días mantenía un pensamiento que decía “esto funciona ¿para qué hago
dietas? ¿para qué hago ejercicio? si ni siquiera me da hambre” ‘‘ Eso de la anorexia no me va a pasar
a mi” pero todo eso se fue de mis manos, era muy
delgada a un punto me agradaba, pero por supuesto, todo eso no vino
gratis. Todos los días me sentía enferma y cansada (ahí ya botaba el desayuno,
regalaba el almuerzo y rechazaba la comida), después me entere del método de
los 11 días, fue ahí cuando perdí por completo mi estabilidad y mi vida, me
pasaba el sin sabor con hielo lo que hacía que mi metabolismo acelere y pierda
peso rápidamente, me sentía feliz aunque casi siempre me levantaba por la
mañana, con ojeras, no dormía bien… Me levantaba asustada, horrorizada ante la
idea, ante la posibilidad de que en la noche, haya recuperado los gramos que
perdí ayer. No encontraba la manera de evitarlo, al final dejaba de dormir
también.
No me apetecía salir. Tenía que idear la manera de saltarme la comida aunque mi madre empezaba a sospechar algo. “No me entienden, no entienden lo que siento’’ esas eran algunas de mis palabras. “No soy más que una gorda a la que nadie puede querer con este aspecto, así que me esforzaré cada vez más para conseguir estar como yo quiero. A veces hasta parecen que se ríen de mí y comentan lo delgada que estoy, sé que lo dicen sólo porque me quieren. ’’ Ideas como esas mantenía. Me tomaba un vasito de agua a sorbitos pequeños, porque aunque no tiene calorías también hincha el estómago y no quería nada dentro de mí. Más bien tenía que salir… se me ocurrían ideas estupendas para saltarme las comidas, como esconder, botar, tirar la comida, y mentir que ya había comido. De repente, el mundo se desvanece y todo se vuelve oscuro. Empezaba a oír voces a lo lejos y empezaba a abrir los ojos, estaba en una cama de hospital, conectada a un montón de maquinas. Los médicos decían que ya era caso perdido, que tenía serios problemas. Mi vida desde ahí parecía caer, estaba consciente del daño que me había hecho, quería cambiar por mí, porque sabía que ese no era el camino para refugiarme, tuve que ver la muerte tan cerca que vi que la anorexia, bulimia, no es un juego del cual dices “hoy entro, pierdo un poco de peso, y mañana salgo’’ , lamentablemente es algo que te ata para toda la vida, la anorexia me dejó muchas secuelas, mi vida nunca fue la de misma de antes, me recuperaba, pero recaía perdida en mi afán por agradar a la sociedad, y a mí misma, desde aquel día vivo con la esperanza de poder retroceder en el tiempo para corregir aquello que hice mal conmigo misma, hoy me despido, en tres horas me desconectan , quiero acelerar un poco el proceso, quiero ahorrarme el quebranto de ver de la gente que me quiere, llorando por mi causa al despedirme de ellos de esta manera, pero antes de irme quiero dejar mi pequeña historia en esta hoja, acompañada de esta nota […]
Dejó la pluma sobre la mesa, tomó aquel cuchillo con
el que ingería su comida de hospital y con dulzura lo clavo entre sus
clavículas, acababa de poner una solución permanente a su problema casi
temporal, había vivido todo ese tiempo en la cárcel de sus propios huesos,
mientras moría lentamente dejaba caer aquel resultado del examen que afirmaba
su cáncer, examen que había visto durante sus 3 años después del diagnósticos, había
escrito con su propia sangre una parte de su historia, aquella que la había
llevado al lugar donde se encontraba, ella ya no deseaba salvarse, había
perdido la fe en sí misma, pero dejo aquel escrito por una sola razón.
Mientras recogían el cuerpo, notaron aquella carta y en
otro papel decía << quizá no me dí cuenta cuando estuve a tiempo, pero mi
última voluntad ya no era verme bella, mi última voluntad se volvió en dar un soplo de vida y amor
propio a todos esos jóvenes desorientados que como yo se desvanecían en el
reflejo borroso de la perfección, aun estaría dispuesta a pagar millones ya no
por mi vida, sino por la vida de los que
aun están a tiempo de cambiar su rumbo, quizá mi historia no sea mucho, pero
con pocas palabras quisiera decirte que estas a tiempo, que aún puedes
cambiar lo que yo no fui capaz de hacerlo… juguemos a algo; tú te salvas
dándote una oportunidad, poniendo un punto y coma a tu vida y yo sigo salvando
vidas con mi relato, piensa en mi historia ¿te gustaría vivir lo mismo?, por
experiencia propia puedo recomendarte que mejor es ver a la gente que amas
feliz antes que ver en esa misma gente la mirada de dolor al verte en un
hospital contando tus días, si yo fuera tú empezara el juego desde ayer, te
reto a ser feliz toda tu vida, yo desde acá estaré orgullosa de ti, que te vaya
bien en este reto, tú puedes. >>
Desde aquel día su carta ya no fue un escrito
cualquiera, su literatura estaba hecha para marcar vidas.
Historia
inspirada en jóvenes que ya son parte del índice de anorexia en el país.
Les han dado
alas para luego decirles que es ilegal volar.
Ayúdame a
ayudarte.
(derechos reservados- cualquier tipo de copia parcial o total comunicarse con el responsable del escrito)
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